Osvaldo Torres

Gigantes del sur


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¿Dónde estás hombre indio?
Qué manos te arrancaron el aire
y se marcharon?
La vida el indio perdió,
y la aurora se murió
colonizada en libros
de escritores esbirros,
tu lucha no revivieron,
tu humildad pisotearon
en esos oscuros escritos.

¿Dónde están los Gigantes del Sur?
¿Dónde viven los Tehuelches?
¿En qué rumbo anda el Ona
caminando el tiempo perdido?

¿Dónde están los Gigantes del Sur
caminando su piel curtida?
En el malón Alacalufe
desangrado quedó dormido.

Dónde están los Gigantes del Sur
esa raza, sangre valiente.
Es la tierra cuna de indios
orgulloso surge el nativo.

Se los llevó el huracán de los blancos,
mi vida, se los llevó el destino de la tierra.
Mi vida, se los llevó.
Pero vive en el canto
del hombre que en la siembra
se va arrancando la vida
por un fruto que no es suyo.
Sigue sangrando tu herida.

Tú, el hombre de los pinos
que entre el bosque renaces
esquivando las voraces
dentelladas del destino
que tu tribu no afinó.
Pues la causa orgullosa
de tu libertad dañosa
te costó más que la vida
escapar de las heridas
de tu senda victoriosa.

Musculosos y robustos
ojos libres y hundidos
caminante de queridos
campos de bellos arbustos.
¿Quién puede hacer un busto
que dignifique tu fuerza?
Antigua querida raza
de los Pehuenches valerosos,
que en ríos caudalosos
recorrías por la caza.

Ahí vienen las boleadoras
a los yuyos arrollando,
y la greda perfumando
se liga con la aurora,
pues el crepúsculo llora
de ver la raza dormida
en la profunda herida
de los Pehuenches valientes
donde la sangre caliente
fue de furia oprimida.

Que retumben los tambores
en el bosque más profundo
que el grito es fecundo
encendido arreboles.
Amargo fueron los males
del hombre esclavizado
no hay mal que haya quedado
impune en la labranza.
Se alza la esperanza
de los hombres marginados.


Autor(es): Osvaldo Torres, Roberto Márquez