Nuestro amigo Angiolino
Si supieran con qué mirada nos mira
mientras nosotros tocamos
y desde el puerto de su corazón
un navío va zarpando al ocaso.
Tiene en verdad bellos ojos de aguilucho,
nuestro amigo Angiolino,
y cada noche nos regala
un buen bizcocho,
nuestro amigo Angiolino.
¡Ah! nuestro amigo Angiolino...
Tiene una esposa toda rubia y toda bella,
nuestro amigo Angiolino,
y cada noche nos regala una fritella
hecha de manzana y vino.
Mientras tocamos suscitamos sentimientos,
sentimientos que van
a enredarse en los cabellos
largos, rubios,
de la mujer de Angiolino.
Autor(es): Paolo Conte