Canción de la muerte resplandeciente


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Fortunas de mar
se me llevarán.

No podrás
orzar sin perder,
uno a uno, blanco velero,
todos los palos.

Por el engaño
de la luz de mediodía,
eres repentino prisionero
de un viejo canto.

¿En qué puerto
se enroló, serviola,
este nuevo timonel
tan extraño?

Yo no sé
qué caminos de mi sueño
le han llevado al gobierno
de la nave.

Ásperas manos
nunca sueltan la rueda,
y mi tiempo se vuelve
ya calmado.

Lejos, más allá
de palabras amargas,
una muerte resplandeciente
encontré.


Autor(es): Salvador Espriu, Raimon