Cristo cuando vino a nuestro [o Los santos borrachos]


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Versión de Violeta Parra:

Cristo cuando vino a nuestro
vino a esposar con su Iglesia,
bajaron santos y santas
a hacer dolorosa fiesta.

San Isidro puso el pan,
que trigo tiene en la tierra,
y actual estaba sembrando
cuando le llegó la nueva.
Santa Maugdalena
hizo ricos bollos
con los pichiceros
que dio una ternera.

Santa Justa dio el ají,
la sal la dio Santa Elena;
todo el demás menusero
lo dio Santa Filumena
y que en un tiempo ha si’o
güena cocinera,
querida de Dios,
ella es su dispensera.

A San Crispín le entregaron
la llave de la bodega
seguros de que en un tiempo
el vino ya no lo prueba,
y salió San Crispino
y hecho una miseria
y el vino purito
botaba pa’ juera.

Don Santiago, de enoja’o,
del ver que de él no se acuerdan,
mandó ensillar su caballo
y le allegó las espuelas
y al pobre San Justo
lo tumbó en la arena
y al San Sebastiano
le quebró una pierna.

Topó con San Florentino,
le dijo: «Voy a carrera».
Atropell’ a un santo viejo
y allí lo enterró en la arena.
Yo no sé si muerto queda
o será la borrachera;
yo no sé si él se hace
o es la tomatera,
pero más me han dicho
que ya no resuella.

San Pedro con San Francisco
tuvieron sus diferiencias,
con palabras y respuestas
se tramaron de las mechas.
Santa Teresita
hizo barredera
con el cucharone
les dio en las caderas.

San Pedro perdió la llave
y anda escarbando la arena,
maldiciendo las tinajas
y también la borrachera.
Y le dijo Santa Ana:
«Hijo calavera,
no las andái tr’endo
y allí en tus maneras».


Versión de Isabel Parra:

Cristo cuando vino a nuestro
vino a esposar con su Iglesia,
bajaron santos y santas
a hacer una buena fiesta.
Santa Filumena
hizo ricos bollos,
armó Santa Juana
una pastelera.

San Pedro perdió las llaves
y partió a toda carrera,
atropelló a un santo viejo
y allí lo dejó en la tierra.
Al pobre San Justo
lo tumbó en la arena
y a San Sebastián
le quebró una pierna.

San Pedro con San Francisco
tuvieron sus diferiencias,
con preguntas y respuestas
se agarraron de las mechas.
Le dice San Pancho:
«Hijo calavera,
las llaves te cuelgan
allí en tus caderas».

San Santiago, de enoja’o,
del ver que de él no se acuerdan
mandó ensillar su caballo
echó sapos y culebras.
Santa Teresita
hizo barredera
con el cucharone
le dio en la sesera.

Desierto por un momento
quedó el salón distinguí’o.
Los gatos aprovecharon
de comer pollo cocí’o.
Debajo ’e la manta,
San Lucas esconde
una pata ’e pollo
para su consorte.

Los aspirantes al cielo
haciendo cola en la puerta,
pero ni señas de Pedro,
qué oficina tan perfecta.
Ánimas cristianas
arrancan diciendo:
«Si aquí nos tramitan,
vamos pa’l infierno».


Autor(es): Popular chilena