
No esconda la mano
Usted vive en un palacio
y yo tengo que alquilar
algo así como un sucucho
donde apenas puedo entrar.
Yo no envidio su palacio,
envidiar no está en mi ser,
pero sí tengo derecho
a vivir igual que usted.
No esconda la mano,
no esconda la mano,
no esconda la mano,
no señor.
Cuando me largo a la calle,
no me largo por largar.
Yo no sé si usted ha sentido
un estómago chiflar.
Si hay algo que no me gusta
cuando salgo a protestar,
es que en vez de dar la cara,
mande a otro en su lugar.
Si hay algo que me entristece
al ver a su sevidor,
es saber que aunque use armas
vive igual o peor que yo.
Yo no envidio su palacio
envidiar no está en mi ser,
pero que cante esta polca
no me lo prohíbe usted.
Autor(es): Víctor Lima