Coplas de exilio
En noche de luna llena
atravesamos la sierra
lentamente, sin hablar,
La luna en su plenilunio
y nuestra pena a la par.
Tez morena y aire grave
la amada que me acompaña,
cual la Virgen bronceada
que hallaron en la montaña.
Para que se nos perdone
la guerra que la quebranta
me tiendo y beso mi tierra,
con el hombro la acaricio,
antes de pasar la raya.
En Cataluña dejé
el día de mi partida
media vida adormecida.
Me llevé la otra mitad
para no quedar sin vida.
Ahora en tierras de Francia,
luego más lejos tal vez,
no moriré de añoranza:
de añoranza viviré.
En mi tierra del Vallès
tres cerros son una sierra,
cuatro pinos bosque espeso,
cinco sogas harta tierra.
¡No hay nada como el Vallès!.
Los pinos ciñen la cala,
una ermita en la lometa
y allá en la playa un toldillo
que parece que aletea.
¡Una esperanza perdida!
¡Gran pesar más gran dolor!
Y una patria tan pequeña
que la sueño de una vez.
Autor(es): Pere Quart, Lluís Llach