Pastora Soler

Volver A Sevilla Después De Todo


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Recuerdos los rincones de Sevilla y busco en la memoria aquel momento,
de besos y mas besos en la orilla del río de mi vida y de mi sueño,
quisiera ser corcel y ser jinete para cruzar volando la distancia,
esa distancia tuya que me mata esa distancia que me aleja.

Quisiera estar de nuevo allí y contemplar Triana en el mes de abril,
y regresar muy pronto a ti para besar la orilla del Guadalquivir.
Quisiera estar de nuevo allí y contemplar Triana en el mes de abril,
y regresar muy pronto a ti para besar la orilla del Guadalquivir.

Aún recuerdo la sonrisa breve que ofrecen por la calle sus mujeres,
y aquel aroma fresco inconfundible del Parque María Luisa y sus jardines,
la vieja torre que vigila el puente se enfada con su hermana y no le habla,
y La Giralda pide tristemente dirígeme a mí sola una mirada.

Quisiera estar de nuevo allí y contemplar Triana en el mes de abril,
y regresar muy pronto a ti para besar la orilla del Guadalquivir.
Quisiera estar de nuevo allí y contemplar Triana en el mes de abril,
y regresar muy pronto a ti para besar la orilla del Guadalquivir.
Recuerdo los rincones de Sevilla.

Que sé quién eres, eres tarde de abril,
que se queda sin fin si tú quieres,
que sé quién eres me alimento de ti,
brisa fresca y jazmín patio luna y jardín,
yo sé quién eres llanto duda y sentir,
lo que no sé decir ya sé quién eres.
Que sé quién eres playa, orilla de sal
mi mejor despertar mi sentido,
que sé quién eres noche en vela y verdad,
hierbabuena y rosal mi delirio.
Ya sé qué quieres, quieres darte y soñar,
regalarme la mar que te pida la vida y hacerme volar.

Dejaré de buscarte en la mentira y en las palabras vanas,
y en la sombra perdida de cualquier ventana,
me buscaré en tus ojos me encontraré en tu boca,
y viviré la suerte que por tenerte a mi me toca,
ay amor, porque sé desnudarte sin rozar tu ropa.

Que lo demás no importa navego a la deriva,
hay un tesoro nuevo cada vez que tú suspiras,
lo demás poco importa sin ti no importa nada,
ya sabes son tuyas todas mis madrugadas ay amor, ay amor.

Dejaré de buscarte en la mentira y en las palabras vanas,
y en la sombra perdida de cualquier ventana,
me buscaré en tus ojos me encontraré en tu boca,
y viviré la suerte que por tenerte a mi me toca,
ay amor, porque sé desnudarte sin rozar tu ropa.
Dejaré de buscarte en la mentira y en las palabras vanas,
y en la sombra perdida de cualquier ventana,
me buscaré en tus ojos me encontraré en tu boca,
y viviré la suerte que por tenerte a mi me toca,