
Vals de Violeta
Dijiste que sí, tomaste la mano tendida
tu cuerpo pedía dejarse llevar en el vals
bailabas tan feliz, tan distraída
no notaste que la música empezó a cambiar.
Tardaste en saber que habías quemado las naves
los lentes oscuros apenas podían tapar
las marcas que dejó quien más querías
la misma mano que aquel día te sacó a bailar.
Y hay un dolor que en la piel no deja señales
una vergüenza que nadie podrá explicar
la memoria es un redoble de timbales
y aquel vals en el ya no deberán girar.
Autor(es): Jorge Drexler