Habanera embrujada
Prometió darle su vida,
con ella se desposó,
pero a La Habana en un barco
a cortar caña partió.
Tejiendo lana y traperas
ella en Canarias quedó.
Pasaron años sin saber nada
la muchachita, loca de amor
al ver que el cielo no la ayudaba
con el demonio se apalabró.
Vendió su alma por la receta
que usan las brujas la ocasión.
Jugo de tuno, ojos de baifo
cola lagarto y poquito ron,
tres oraciones a Santa Marta
que nos firme la absolución.
Y en una noche de luna clara
volando a Cuba sola llegó.
En sueños lo amó esa noche,
él no la reconoció,
ella le robo un pañuelo
que una mulata le dio.
Volando volvió a Canarias
antes de salir el sol.
Pasó el invierno, volvió el indiano,
ella preñada lo recibió,
aquel pañuelo que le robara
como fiel prueba le devolvió
y a los parientes que murmuraban
les respondía con este son:
Jugo de tuno, ojos de baifo
cola lagarto y poquito ron
tres oraciones a Santa Marta
que nos firme la absolución.
Que más vale mujer hechicera
que llevar cuernos por cabezón.
Cantando el son...
Bailando el son...
Autor(es): Manuel González
