Virgencita de la barra
Anochece y se ilumina
como el ojo del jaguar,
en el puerto de San Juan,
el farol de la cantina
Donde atiende la Charito;
carne prieta, piel sedosa
y cara de saber las cosas
que no están en los escritos.
"¿Qué te pongo?", preguntó-,
Pensé: "Vaya sí me pones",
Dije: "Una copa de ron";
-se me estrecharon los pantalones-
Ay, Charito, corazón,
cuerpo y alma de guitarra;
dame de tu religión,
"Virgencita de la barra".
Pero en eso un marinero,
me avisó, alzando el cogote
cuando Charito bajó su escote
para abrir el botellero;
"Su hombre lleva un lustro preso
y está preso por matar
al último lobo de mar
que a Charito robó un beso".
Desde entonces es sagrada,
y así provoca el amanecer;
dando a las bocas de beber
y de comer a las miradas.
Autor(es): Riki López, Paco Jiménez