Marcel Casellas

La muchacha y el gaitero


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Érase un buen gaitero
que una nueva gaita se compró.

Se gastó en ella dos mil euros
que en el banco guardaba.

Ya la mete en el portamaletas,
y arranca el Seat Trans,

Y con la obsesión de estrenarla
se fue al Cornamusam (1).

Cuando llega a Sant Celoni,
el depósito tenía sed

y al parar para poner gasolina,
aprovecha para ir al váter.

Cuando sale, la gaita ya no estaba.
¡Válgame Dios, vaya putada!

Mira a la derecha, mira a la izquierda,
mira al suelo, mira para arriba,

mira hasta debajo de las piedras,
soltando tacos como una urraca,

hasta que ve a una muchacha
que con la gaita se escapaba..

Él corre detrás suyo,
llega hasta ella y la atrapa..

Los dos ruedan por el suelo
mientras él dice estas palabras:

“Mira, muchacha, la gaita que te llevas
es para mí una cosa preciada.

¡Ay muchacha, tú, muchacha,
devuélvemela de una vez!

O me la devuelves, o prepárate,
para recibir una paliza.”

Ya responde así la chica,
rebufando y despeinada:

“Eso sí que no lo haría,
no me importan las amenazas.

Desde que cumplí los catorce
deseaba un saco (2) como el tuyo.

No me han satisfecho nada
todos los que he tocado hasta ahora.

Eran un puro pingajo,
no sonaban ni poco ni mucho.

¡Tu saco sí que me gusta
y ha de ser para mi, gaitero!”

“Ay, muchacha, tú, muchacha,
yo te propongo este trato:

Te dejo tocar la flauta
pero me devuelves la gaita.

Llevo tiempo tocándola yo solo
y ya no me hace ninguna gracia.

Mientras toco, tú trina,
y ya verás qué eficacia!

Cuando la muchacha ve la flauta
pone ojos como platos,

y cogiéndola, toca un solo
que los arcángeles cantaban.

(Y así, haciendo una sardana
poco ortodoxa y nada noble,
a la tierra catalana
llegó la media cobla.

En Mallorca ya existía,
pero esto es otra historia
que os explicaré algún día
si no me falla la memoria.)

Satisfecha quedó ella,,
satisfecho quedó el gaitero,

después del concierto
los dos durmieron un poco

y al día siguiente, al alba,
salieron para el Cornamusam,

Y se lo pasaron de coña
mientras duró el festival,

él tocando la gaita de día
y ella cada noche la flauta.


(1) Festival de música popular centrado en la gaita, la cornamusa e instrumentos similares.
(2) En catalán, la gaita también se llama “sac de gemecs” (saco de gemidos).


Autor(es): Miquel Pujadó, Marcel Casellas