Napolitana


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Madre querida,
no podré estar ahí cuando las fiestas,
y me duele mucho estar tan lejos de casa.
Ya es la tercera Navidad que paso fuera.
En mayo hará cuatro años que me fui.

Los niños, si puede, que hagan el pesebre
y, en mi sitio, ponedme el plato en la mesa.
Y en el momento de cenar todos en familia,
simulad que estoy entre vosotros.

Y qué cara nos cuesta esta América
a quienes nos marchamos,
a todos quienes añoramos el cielo de casa.
¡Oh, qué amargo es este pan!

Madre querida, ¿qué son estos ahorros?
Si han de costar tan caros son poca cosa.
Cuando ya he podido apartar unos dólares,
pienso que nunca me he sentido tan pobre.

Sueño todas las noches con nuestra casa,
y me despierta la voz de las criaturas:
el padre lejos, la madre los dejó,
tan sólo queda usted, tan vieja y fuerte.

Dice en la carta que los niños le hacen preguntas:
¿por qué les dejamos los dos al mismo tiempo?
Yo nada puedo hacer, si los hijos quieren a su madre;
que regrese, que ellos la tengan cerca.

Yo no, yo no, yo me quedo aún lejos
e iré recogiendo para todos vosotros.
Cuando me marché perdí amor y casa
y aquí soy el emigrante, uno como tantos otros.


Autor(es): Libero Bovio, Francesco Bongiovanni