Dios se entregó a padecer [o Verso por padecimiento]


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(No quiero prenda con dueño,
me la han de quitar mañana:
quiero prenda que me dure
hasta que me dé la gana).


Dios s’entregó a padecer
sin tener culpa ninguna
ata’o en una coluna
humilde por su querer.
Ahí en la cruz llegó a ver:
«Trabájenla con empeño
–amistoso y halagüeño
la mira y la deja así–.
Si no ha de ser para mí,
no quiero prenda con dueño».

María siguió los pasos
de ver su hijo tan herí’o,
que lo llevan los judíos
con el cuerpo hecho pe’azos.
En esto no hacía caso
de seguir la ley cristiana.
Dijo en lengua castellana:
«Solo en morir me prevengo, *
ya que la vi’a que tengo
me la han de quitar mañana».

(Yo vide los carpinteros
que en el labrar se apuraban
porque estos les procuraban
de hacer un duro madero.
Les dice Dios con anhelo:
«Cristianos, no se apresuren,
trabajen bien y aseguren
donde paso mis tormentos,
para mis padecimientos
quiero prenda que me dure»).

En el Calvario se vio
que Cristo rindió la vi’a.
Resucitó al tercer dida
y a los cielos se elevó.
Todo el mundo se alegró
con repique de campanas;
la Santa Iglesia Romana
dice: «Defiendan la fe.
Voy al cielo y volveré
hasta que me dé la gana».


Primera versión, de Violeta Parra en el Aula Magna de Concepción.

En Violeta Parra en Ginebra se omite la cuarteta y las dos últimas décimas.

* En Violeta Parra en Ginebra: «solo al morir me prevengo».


Autor(es): Popular chilena