Quilapayún

Eclipse de luna


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Ella viene redonda de horizontes
viene cuajada y harta de sus mares
con la cabeza llena de serpientes
estrellando gaviotas insulares.

Se despega del vino y busca el día
quiere que le acaricien la aventura
pero como lo negro la persigue
se le vacía la boca de dulzura.

Yo no diría nada si la viera,
si la escuchara andar con pies desnudos
sobre mi vientre seco y alumbrado
cuando me deja el viento testarudo.

Pero no le he pedido que me espere
y la sombra que tengo por distante
se va de detrás como una sombra huída
y en vez de caminar sigue delante.

Díganle que estoy naciendo
que detrás de su cuerpo va el camino
que mis pies y mis naves la acarician
consumiendo la luz que arremolino.

Así la busco entera por el cielo
y le cubro de boca su cometa
y me apropio la luz de sus caderas
cabalgando su amor como un planeta.

Y ella se queda amando la manera
cómo mi boca en sol la multiplica
y aterriza su beso en mi costado
y caemos al cielo en abanico.

Y es mía su total capitanía
y es mío su aparejo de fragata
y es mía la partida y la llegada
de su ruta parcial en catarata.

Ya no queda de luna sino el beso
se desaparecieron por fortuna
las manos que impedían el incendio.
Se acabó la aventura de la luna


Autor(es): Eduardo Carrasco, Hugo Lagos