El corrido de Heraclio Bernal
Año de mil ochocientos,
noventa y dos al cantar,
compuse yo esta tragedia
que aquí les voy a cantar.
Estado de Sinaloa
gobierno de Mazatlán
donde daban diez mil pesos
por la vida de Bernal.
Dijo doña Bernadina:
–Ven, siéntate a descansar,
mientras traigo diez mil pesos
pa’ poderte reemplazar.
Oigan amigos qué fue
lo que sucedió:
Heraclio no tenía armas,
por eso no les peleó.
Desgraciado fue Crispín
cuando lo vino a entregar,
pidiendo los diez mil pesos
por la vida de Bernal.
Agarró los diez mil pesos,
los amarró en su mascada,
y le dijo al comandante:
–Prevéngase su Acordada.
–Prevéngase su Acordada
y escuadrón militar,
y váminos a Durango
a traer a Heraclio Bernal.
Les dijo Heraclio Bernal:
–Yo no ando de robabueyes,
yo tengo plata acuñada
en ese Real de los Reyes.
Adiós muchachas bonitas
transiten por donde quieran,
ya murió Heraclio Bernal,
el mero léon de la sierra.
Adiós indios de las huertas
ya se dormirán agusto,
ya no hay Heraclio Bernal,
ya no morirán de susto.
Ya con ésta me despido,
no me queda qué cantar,
éstas son las mañanitas
de don Heraclio Bernal.