Fabriquera
Musa del arrabal, musa mistonga,
triste fruto del vicio y la pasión,
naciste destinada a la milonga,
al arruyo de un tango compadrón.
Piba bonita que el andar taquero
te vende sin pensarlo, sin querer,
y entre el mugre piropo canfinflero
llegás hasta las puertas del taller.
De ojos oscuros donde brillan llamas,
trágicas llamas de ansias homicidas,
está el pueblo que sufre en tu mirada
con todas sus pasiones contenidas.
La que luce en su pinta milongona
mi florido percal arrabalero
(hay rezongos tristones de bordonas
y cadencias de tangos oriyeros).
Para vos estos versos rantifusos
hechos de zurda, sí: de corazón;
como a tu vida triste los impuso
el arruyo de un tango compadrón.
Autor(es): Carlos de la Púa, Daniel Melingo