Maxiquiosco
Maxiquiosco que me has dado
tantas, tantas alegrías
cuando con mi santa tía iba a comprar.
Tus persianas levantadas, la vidriera,
la escalera bien bajita
pa’ treparme hasta tu altar.
Maxiquiosco me enteré
y casi me muero
tengo noches de desvelo,
no me puedo consolar,
no serás ya la razón de nuestras vidas,
no tendremos caramelos
porque te harás “laverrap”.
¿Cómo es eso?
De cambiar sin consultarnos
chupetines por calzones
y a los chicos por mamás
o vecinas, con olor a lavandina
y esa ropa desteñida
con la crema de enjuagar.
Maxiquiosco te prometo
que los chicos
si querés la ropa sucia te la podemos
llevar
y de yapa con la roña en la cabeza
en la cara, en las orejas
si te vamos a comprar.
Maxiquiosco no te vayas
somos chicos
cuyos padres desalmados no nos
dejarán cruzar,
no comprenden el dolor de ver de lejos
los confites los helados
y las gomas de mascar.
Autor(es): Graciela Pesce