División de bienes
No siempre en el amor se dan las cosas
o arriban al final imaginado,
y hoy llego a esta tarea fatigosa
de dividir los bienes del pasado.
Te traigo algunos libros de Galeano
y una camisa vieja, mal planchada,
quedate con la plancha y, ya que estamos,
decime cómo sigue esta humorada.
Quién se queda con qué parte de qué,
y cómo se resuelve aquel idilio,
la lluvia en la ventana,
y aquella madrugada
leyéndonos las cartas del exilio.
Dónde pongo el recital de Serrat
o aquel primer orgasmo adolescente,
la muerte de los viejos,
la nota en el espejo,
y el miedo a equivocar lo que era urgente.
Te dejo un pedacito de mis sueños
metido en el bolsillo de este saco,
me llevo tu sonrisa y tus silencios
ocultos en el disco del Polaco.
Nos vamos arrancando los pedazos
en esta división de lo que fuimos,
y acaso no esté mal, si en los zarpazos,
rozamos corazones que quisimos.
(Coda)
Andando como un ciego entre recuerdos,
mintiendo los olvidos del presente,
no encuentro las palabras que me expliquen
cómo es dejar la piel en otra gente.
Autor(es): Raimundo Rosales, Héctor Dengis