Guitarra de ausencia
Cuando el destino me dejo muy solo
al arrancarme de Ella sin piedad
guitarra mía, tu vibrar sonoro
mitigó la pena que me hizo llorar.
Y tu madera palpitó conmigo
junto al cansancio de mi desazón,
pues con tu arpegio lleno de esperanzas
se encendió la llama que me consoló.
¡Canta guitarra, no llores su ausencia
porque Ella nunca, para mí, murió!
¡No ves acaso que aún sin su presencia
mi alma la recuerda con el mismo amor!
Yo estoy seguro que entendés mi pena
porque al pulsarte pudiste sentir
que la tristeza que invadió mis venas
hizo que tus cuerdas vibraran por mí.
¿Cuál fue el misterio que calmó mi angustia?
¿Qué raro hechizo mi herida curó?
¿Acaso el canto de tu caja oscura
o la melodía de tu diapasón?
Guitarra amiga, fiel y confidente
extensión sonora de mi corazón,
recuerda siempre este humilde canto
de un pobre poeta que muere de amor.
Autor(es): José Surachi