Colesterol
Casi te dio un soponcio aquella tarde
y el techo en tu cabeza se desplomó
cuando el “tordo” te dijo, pelpa en la mano,
¡amigo tiene alto el colesterol!
¡Nada de chinchulines, ni de mollejas,
embutidos ni en broma!, dijo el doctor
me deja las facturas, los biscochitos,
bórrese del escabio y del lechón.
Te veías en la cama de un nosocomio
con mangueras llegándote al corazón
comiendo purecito, fané y cachuzo
por culpa del maldito colesterol.
¡Si apenas he cumplido 40 abriles!,
llorabas explotando de indignación,
¡lo único que falta es que a este reo
le eche la falta envido el colesterol!
Que va a decir la barra que te conoce,
al asado del Turco no podrás ir,
porque de los chorizos y las morcillas
comerías, con pena, sólo el piolín.
Qué pensará mi Negra cuando se entere,
batías con parolas de frustración,
la mina sentirá que no soy el de antes
por culpa del dichoso colesterol.
Olvidate del queso y del fiambre,
al locro y la buseca decile adiós,
acordate que el toro manduca pasto
y la vaca contenta siempre vivió.
Pero no desesperes, che Filomeno,
todo mal tiene siempre su curación,
con una buena dieta y unas pastillas
podrás ganarle el truco al colesterol.
Autor(es): José Surachi
