A mi madre
Ven lira bella y gloriosa
no me niegues tu armonía
dame con tu melodía
una inspiración grandiosa;
tú que siempre bondadosa
fuiste con todo cantor
no le niegues un favor
a un alma abatida y triste
tengo madre y como existe
cantarle quiero mi amor.
Deja que a tu bello son
vaya mi lamento unido
y que así llegue a su oído
de mi madre esta canción;
en ella va la expresión
de mi profundo cariño
y aunque van en mal aliño
todas las frases que enlazo
a ella le dirán de paso
cuánto la amé desde niño.
¡Pobre madre! yo tal vez
culpable soy en la vida
de ese dolor sin medida
que sientes en la vejez,
y tú en cambio en mi niñez
me diste vida y calor
me besaste con amor
en la flor de mi existencia
y yo con indiferencia
sólo te he dado dolor.
Tú en tu seno me llevaste
y cuando vine a la vida
hermosa madre querida
de caricias me llenaste
amorosa me besaste
en aquella edad temprana
para contemplar mañana
llena de pena y tristeza
sobre tu hermosa cabeza
por mí la primera cana.
Perdóname madre mía
no maldigas mi existencia
dale de tu amor la esencia
a un alma triste y sombría
no me niegues tu armonía
que te pido en mi dolor
el mundo con su rigor
me ha dado tanta amargura
que sólo yo en tu ternura
espero encontrar amor.
Cesa, cesa de vibrar
lira bella y armoniosa
mi voz triste y quejumbrosa
se empieza a debilitar,
cesa si no he de regar
con mi llanto tu encordado
bondadosa me has prestado
en el mundo un gran favor
para cantarle mi amor
a aquella que el ser me ha dado.
Autor(es): Andrés Cepeda, Carlos Gardel