La rosa encarnada (Una rosa para mi rosa)
Tomá esta rosa encarnada
y abrila, que está en capullo,
y verás mi corazón
abrazado con el tuyo;
pero el alma separada.
No llores, mi alma,
no llores, no,
que por tus penas
ya lloro yo.
La rosa que tú me diste,
en prueba de nuestro amor,
fue cortada antes de tiempo
y ya marchita del sol,
la rosa que tú me diste;
en prueba de nuestro amor.
No llores, mi alma,
no llores, no,
que por tus penas
ya lloro yo.
Mi alma de luto viste
y se encuentra sumergida,
y yo le canto muy triste,
porque la veo perdida,
la rosa que tú me diste:
No llores, mi alma,
no llores, no,
que por tus penas
ya lloro yo.
Autor(es): Saúl Salinas