Lo que vale una mujer
A la sombra de un alero
se reunió la paisanada
comentando, alborozada,
rudos trabajos camperos.
Un perfume de romero
vino del viento serrano,
mientras rodaba en el llano
el cantar de unos arrieros.
En la noche derramaron
las estrellas sus fulgores,
mientras criollos payadores
al punto se desafiaron.
Las guitarras afinaron
y en un amoroso acento,
sus consuelos y tormentos,
en sus cantos deshojaron.
En un lenguaje sencillo
asomó la burla hiriente,
y la fiesta, de repente,
ya no tuvo el mismo brillo.
Luego, bajo un espinillo,
los aceros relumbraban
y los ponchos acallaban
el vibrar de los cuchillos.
Una criolla cariñosa,
que era novia de uno de ellos,
viendo la furia de aquellos
los separó, valerosa.
Y, como honrando a la moza,
se entendieron los paisanos
y se estrecharon las manos
en una prueba amistosa.
Autor(es): Eugenio Cárdenas, Rafael Rossi