Fernando Delgadillo

Rodrigo y Claudia


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Esta canción que vamos a hacer ahora proviene de una época de la prehistoria. En realidad fue el resultado de una visita a un amigo que en ese momento había tenido un reencuentro con una ex novia de él. Parece que Rodrigo Solís y esa muchacha... Claudia creo que se llamaba, habían sido novios en el kinder y se tomaban su Boing juntos y se comían su chamoy, su chilín y sus Cazares y en las tardes de recreo paseaban de la mano y un montón de cosas emocionantes que él me contó casi a punto de llorar.
El caso es que los padres de ella naturalmente se opusieron a esa relación, él era un don nadie.
A ella la alejaron de él enviándola a estudiar al extranjero, así que la mandaron a Francia donde estuvo estudiando francés con algún parisiense. Ahí acabó la historia de este amor infantil, Rodrigo recordaba con ilusión pero también con desencanto los últimos momentos; parece que ella ya no quería compartir los Cazares ni el Boing ni su salim.
Tiempo después algunos años más tarde como sale en las películas, parece que ellos tuvieron un reencuentro; fue un momento muy emocionante porque ella se sorprendió de verlo y él también se sorprendió. Quien más se sorprendió en ese momento fueron los papás de ella que lo vieron y dijeron que era un hippie hecho y derecho... bueno, pues podían decir lo que quisieran, Rodrigo era mi amigo. Bueno, somos amigos.
La cosa es que ella lo primero que había hecho cuando llegó a México después de dos años y precisamente para lo que lo invitó fue que ella tenía una fiesta de cumpleaños en donde iba a celebrar algo así como un cumpleaños. Él fue invitado a esta fiesta, se le suplicó que pues fuera bien vestido, que no fuera así como se estaba vistiendo en ese momento porque se prestaba a malas interpretaciones por parte de la familia de ella que había resultado quisquillosa.
Resulta que él no se adornó tanto pero sí se fijó en llevar un regalo muy muy especial, él estuvo jugando con su mente hasta que se le ocurrió la magnífica idea de escribirle un asombroso poema en el que ella pudiera divertirse y recordarle tantas veces como no podría hacerlo de ninguna otra manera, bueno, con unos chocolates también podría recordarle mucho ¿no? porque se comía un chocolate y "Ay Rodriguito", otro chocolate y "Ay, qué sabroso" "mmmhh". Los chocolates por eso son buenos, ¿no?
El caso es que él llegó con su poema a la fiesta de cumpleaños de ella donde al parecer ella se sentía preocupada porque había recibido las llaves de un Volkswagen rojo cereza de parte de un fulano que le dio así luego luego un coche; entonces ella pues se sintió obligada y estuvo bailando con él toda la noche y por ahí de las dos de la mañana se besaban apasionadamente y Rodrigo no pudo entregar su poema.
La cosa fue que momentos después de irse a su casa él tiró el poema a la basura y luego nos habló para que fuéramos y luego nos dijo en qué bote de la basura estaba y todo eso que cualquier persona con tres dedos de frente hubiera podido decir. El caso es que a mi se me ocurrió ponerle esta magnífica música con la que ustedes ahora podrán disfrutar este poema y resultó en esta canción; claro que fui influenciado por un programa que en ese momento me tenía entusiasmado y atento que era el de Plaza Sésamo, pero bueno, esas cosas le pasan a cualquiera, todo mundo está influenciado.
Lo cierto es que tiempo después cuando la muchacha escuchó la canción completamente atenta, ella le devolvió las llaves del bocho al baboso ese y con manos temblorosas marcó a un teléfono y se comunicó directamente a París, a donde le contestó un ex novio de ella y se reencontraron y ahora viven felices y tienen dos niños... y la canción se llama "En tu cumpleaños".


Autor(es): Fernando Delgadillo

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