Guitarra febril
Guitarra febril,
herida mortal,
perfecta estocada para el amor
Guitarra febril,
guitarra canción,
robaste el silencio al buen trovador.
Guitarra tienes tú lo que a mi voz le falta,
tienes un ruiseñor despierto en la garganta,
sabes rondar la luz, la dicha y los anhelos,
trocarte con la miel surcando un aguacero,
surcando un aguacero.
Mi infancia acompañaste apuntándome al pecho,
solíamos vagar entre el sillón y el techo,
supiste del café, del agua y del verano
en el que me encontré tu misterio temprano,
tu misterio de humano.
Cantándole al amor iniciamos un duelo
salvándonos canciones desde los abuelos,
decretando el imperio de la poesía,
vaya suerte mayor que me brindó la vida,
que me brinda la vida.
Tú me hiciste olvidar la amorosa pedrada
para la porcelana del mejor florero,
salvaste sin querer los muebles de la sala,
la lámpara y su luz y el gato del alero,
y el gato del alero.
Guitarra febril,
guitarra canción.
Eres tú la voz más alta,
dulce misterio del trovador.
La era está pariendo un corazón
porque, guitarra
Sindo Garay, Matamoros, María Teresa,
cantaron todos a coro.
Te amo, eternamente,
te amo, guitarra
Mi vida toda es el tiempo
en que canta la guitarra
Guitarra fébril,
guitarra canción,
robaste el silencio al buen trovador.
Autor(es): Liuba María Hevia
