
El museo de las distancias rotas
El museo de las distancias rotas
se quedaba con lo que me decías,
tú dejabas caer con cuentagotas
tu vida en la mía, tu vida en la mía.
Un silencio que llego de lejos
fue a ocupar mi corazón vacío
de la pena que se llevó flotando el río.
Cada cuál a merced de su corriente
y a merced de la gravedad el velo,
de pronto el tiempo quedó latente,
tu mano en mi pelo, tu mano en mi pelo.
Y un silencio con tus mismos ojos
fue a ocupar mi corazón vacío,
de la pena que se llevó flotando el río,
de la pena que se llevó flotando el río.
Autor(es): Jorge Drexler