El olivo
Cuando un vendaval de dudas desnude otra vez todo lo andado tardaré muy poco en irme, huyendo sí.
¿Y cómo si no iba a ser?
Hablamos de mí.
Perdón por no despedirme, perdón por no necesitaros aunque os siga queriendo demasiado, para aceptar que no voy a luchar por el que ha sido mi lugar a vuestro lado.
Miro atrás, huyendo, sí, sé que beneficié, también sé bien que os dañé y lo siento.
Cuando llegue el día y llegará que mi estómago se niegue a digerir lo que le doy, tardaré muy poco en irme, volviendo sí, hasta donde podamos llegar a perdonarnos.
Miro atrás huyendo, sí, sé que beneficié, también sé bien que os dañé y lo siento.
Os querré reemplazar y buscaré algo que se parezca al que fue mi lugar, y todo lo que pudo haber sido.
Despacio me convertiré en el viejo olivo transplantado una mañana en el centro de una nueva rotonda.
Cuando un nuevo vendaval de dudas y recuerdos muestre la libertad como un mero espejismo, maldeciré todos los pasos dados, contradiciéndome, al mirar el abismo.
Cuando un nuevo vendaval de dudas y recuerdos muestre la libertad como un mero espejismo, maldeciré todos los pasos dados, contradiciéndome, al mirar el abismo.
Autor(es): Jose Juan González