El sombrero
No pido perdón, que no hay nada que perdonar,
con la soga en el cuello me voy a otro juicio y a otro final.
Y todo acabó alegando que no hubo piedad,
con mucha saña y con nocturnidad, alevosía y premeditación.
El fiscal no tuvo agallas de salvarme las entrañas,
entre juicios de valores vas rompiendo corazones
y tu afán superviviente encontrando, entre la gente,
abogados sin principios con salarios indecentes.
Y tú le diste toda esa pasión
que algún día alguna otra te dio.
Y vuelta a empezar, que las cosas no te han ido mal,
que por eso dijimos que no a la vida de vuelta a empezar.
Me cortaron la cabeza, no dejaron ni el sombrero,
por lo menos me dio tiempo a gritarte que te quiero.
Mientras el verdugo piensa «este no era un mal trabajo»,
mi cabeza va gritando rodando calle abajo.
Qué daño ha hecho la televisión,
cada semana leemos peor.
“Atrapado en la noche
frente al cansancio
Y, sin cerrar los ojos,
déjate enamorar.
Segura de sí misma
te utiliza para ganar
y, sin cerrar los ojos,
dejaros enamorar…”
Me cortaron la cabeza, no dejaron ni el sombrero,
por lo menos me dio tiempo a gritarte que te quiero.
Mientras el verdugo piensa «este no era un mal trabajo»,
mi cabeza va gritando rodando calle abajo.
Qué daño ha hecho la televisión,
cada semana follamos peor.
Y vuelta a empezar.
de no poder más.
