
Ese daño pequeño, cotidiano
Porque amamos
tragamos pequeñas puñas
por temor a hacernos daño.
Congelamos
con olvido
lo que nos ha marcado
y lo vamos acumulando.
...Así,
esas pequeñas cosas de la vida
te dañan,
te saltan veces y veces en el recuerdo.
Lloramos en nuestros brazos
en el rincón de la cama
tragando, tragando.
Regentamos al final
con rabia dentro
como si fuera un mal inmenso
ese daño pequeño,
cotidiano.
...Así
puede perderse por lo que se lucha,
por lo que se siente,
cuando hay problemas más grandes
que no atacamos.
Seguro que queremos
que sea diferente;
seria tan sencillo
si se pudiera soltarlo,
sin dañar a nadie
¡sería tan sencillo
lo que hoy es tan difícil!
"Pero yo no hablo
hasta que hable el otro.
"Pero yo no me enseño
hasta que se enseñe el otro".
"Yo no me desnudo,
que se desnude el otro"