Heidegger


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Sólo a partir de la verdad del ser
se puede pensar
la esencia de lo sagrado

Sólo a partir de la esencia de lo sagrado
se puede pensar
la esencia de la divinidad

Sólo a la luz y esencia de la divinidad
puede ser pensado y dicho
qué debe nombrar la palabra Dios

¿Y acaso no tenemos que empezar
por comprender y escuchar
cuidadosamente todas estas palabras
para poder experimentar después
como hombres, como mujeres,
es decir, como seres existentes,
una relación de dios con el hombre?

¿Y cómo va a poder preguntar el hombre
de la actual historia mundial
de modo serio y riguroso
si el dios se acerca o se sustrae
cuando él mismo omite
adentrarse con su pensar
en la única dimensión
en la que se puede preguntar
esta pregunta?

Pero ésta es la dimension de lo sagrado,
que permenace cerrada incluso como dimensión
si el espacio abierto del ser no está aclarado
y, en su claro, no está próximo al hombre.

Tal vez, lo característico de esta era mundial sea precisamente
que se ha cerrado a la dimensión de lo salvo.
Tal vez sea este su único mal.

Pero, con esta indicación, el pensar que remite a la verdad del ser
– en cuanto lo que hay que pensar no se ha definido en absoluto por el teísmo –
no puede ser teísta de la misma manera que no puede ser ateo,
pero no en razón de una actitud indiferente,
sino por tomar en consideración los límites
que se le plantean al pensar en cuanto tal pensar
concretamente los que le plantea eso que se le ofrece
como lo que debe ser pensado,
esto es, la verdad del ser.

Des del momento en que el pensar se restringe a su tarea,
en este instante del actual destino del mundo,
el descenso, sobretodo cuando el hombre se ha estrellado
ascendiendo hacia la subjetividad,
es mas difícil, más peligroso que el ascenso.

Sólo a partir de la verdad del ser
se puede pensar
la esencia de lo sagrado.

Sólo a partir de la esencia de lo sagrado
se puede pensar.
la esencia de la divinidad.

Sólo a la luz y esencia de la divinidad
puede ser pensado y dicho
qué debe nombrar la palabra Dios.

Tal vez, lo característico de esta era mundial sea precisamente
que se ha cerrado a la dimensión de lo salvo.
Tal vez sea este su único mal.

El pensar no supera la metafísica
por el hecho de alzarse por encima de ella,
sobrepasándola y guardándola en algún lugar,
sino por el hecho de volver a descender a lo más próximo.

Tal vez, se puede pensar.