
Ay, mujer
Ay, mujer,
si encontrara palabras para consolar
esta hora del día
que me hinca en el pecho una daga encendida,
como quien va a morir
aplastado por un comején de la vida.
Ay, mujer,
si encontrara el resorte con que detonar
la pólvora escondida
que se halla en un rincón de tus tantos sentidos,
brillaría al estallar
junto a todo tu miedo de abrir una herida.
Ay, mujer,
si supieras del luto que cuesta sentir
una nueva arrancada al mundo del amor,
sin pensar cuánto más ha de quedar en el crisol.
Ay, mujer,
si supieras del tiempo que va a terminar,
del pedazo perdido que pudo quedar,
de la casa sin luz, de la tristeza de no estar.
Si tú supieras que el cobarde no ha nacido para amar.
Ay, mujer,
si se queda en el lodo el corazón,
no me culpes, ni culpes mi oración,
que sólo amo la vida
como un condenado a vivir.
Autor(es): Vicente Feliú