
Todo se mueve
Todo se mueve,
es sencillo vomitar al hablar.
Se encoge de hombros
el que no atendió a su mitad.
Se lleva el viento la mordaza
del sustento, ¡atento!
Nos trae el agua la vida,
ahogando lamentos.
Todo se mece,
es sencillo quedarse atrás.
Gira su rostro
el que no quiere ver por dónde va.
Tiembla en el cielo castillos
hechos de sangre y de hielo,
y en la tierra se abren surcos
para sembrar algo nuevo.
Todo se teje,
es sencillo dolerse al caminar.
Se sienta entonces
el que no se cura entre los demás.
Vuelven los pueblos con pueblerinos
para encontrarnos entre vecinos.
Los no lugares se entierran
repoblando viejos caminos.
Todo envejece,
es sencillo quedarse en un impás.
¿Nos ata el tiempo, o es cadena
el tiempo para seguir sin avanzar?
Todo se muere,
es sencillo creer en algo más.
Entre las runas del llanto
se oyen cantos dispuestos a actuar.
Todo revuelve y vuelve
para volver a encantar,
que entre tanto adiestramiento
se nos olvidó crear.
Después del suelo está la fuente
que alimenta el pensamiento.
Antes que el dedo están las manos
que transforman el juicio en derecho,
la necesidad en deseo.
Autor(es): Sílvia Tomàs