
Ausencia
Versión de Violeta Parra:
¡Cómo se han ido volando, ingrato,
las raudas horas de un tiempo cruel!
Hoy de ti lejos y en otro campo,
y de ti, amigo, tan cerca ayer.
Ayer, tu mano sentí en la mía *
con ardorosa y grata presión.
Hoy en los ayes de ardiente brisa
a tus oídos irá mi voz,
porque la ausencia es tan cruel dolor.
Cuando la noche su manto lóbrego
tiende en el valle y en la ciudad,
pláceme, amigo, con tus recuerdos
pasar mis horas de soledad.
Y en cada estrella que centelleante
y que en el cielo veo lucir,
parece, amigo, mirar tus ojos
que sonriéndome están a mí,
tal vez si loca, mas cuán feliz.
Yo no sé, amigo, vivir alegre
como en un tiempo que ya se fue.
Tu amor ausente me tiene triste;
nunca olvides quien te quiso bien.
Si acaso olvidas a quien te adora,
a quien un día el alma te dio,
mañana acaso, lánguida y mustia,
sobre su tallo muera una flor
y su perfume no vuelva, no.
Segunda versión, de El folklore de Chile.
En Chants et danses du Chili II no aparece la segunda estrofa.
En Chants et danses du Chili II: «ayer, tu mano puse en la mía».
Versión de Tomás Gabino Ortiz:
¡Cómo se han ido volando, ingratas,
las raudas horas del tiempo cruel!
Hoy de ti lejos, en otros campos,
y de ti, amiga, tan cerca ayer.
Ayer tu mano sentí en mi mano
con ardorosa, dulce presión,
y hoy ni en los ayes de ardientes brisas
a tus oídos irá mi voz,
porque es la ausencia tan cruel dolor.
Cuando la noche su manto lóbrego
tiende en el valle y en la ciudad,
pláceme, amiga, con tus recuerdos
pasar mis horas de soledad.
Y en cada estrella que centelleante
sobre los cielos miro lucir,
yo me imagino mirar tus ojos
que sonriéndome están a mí.
Tal vez soy loco, mas cuán feliz.
Ya no sé, niña, vivir alegre
como en un tiempo que ya se fue.
Amor ausente me tiene triste:
¡que nunca olvida, quien quiere bien!
Más ¡ay! si olvidas a quien te adora
y amante un día su alma te dio,
mañana acaso lánguida y mustia
sobre su tallo yazga la flor,
y sus perfumes no vuelvan, no.
Autor(es): Tomás Gabino Ortiz