Amigo mío
Hola, qué tal amigo mío, nuevamente bienvenido.
Agradezco que conmigo te hayas venido a desahogar.
Puedo leer en tu rostro la amargura tan inmensa,
y en tus ojos la apariencia, como que quieres llorar.
Escucha bien mi consejo, si quieres llegar a viejo
el camino que ahora llevas no se transita por ahí.
Ya sé que son las mujeres el tesoro que uno quiere,
pero no son el motivo para querernos matar.
Es que la quiero, la quiero, la quiero, la quiero y la quiero.
Pues se ha llevado parte de mi corazón.
Es que me muero, me muero, me muero, me muero y me muero,
pues se ha marchado sin ninguna explicación.
Escucha bien amigo mío, yo también mucho he sufrido
pero aún llevo conmigo una muy grande ilusión.
Que mientras en este mundo sepamos amar profundo,
porque vivan las mujeres, daremos gracias a Dios.
Mejor juntos cantaremos, y por ellas brindaremos
desafiando la tristeza que nos invade a los dos.
Ya sé que son las mujeres el tesoro que uno quiere,
pero no son el motivo para querernos matar.
Es que la quiero, la quiero, la quiero, la quiero y la quiero.
Pues se ha llevado parte de mi corazón.
Es que me muero, me muero, me muero, me muero y me muero,
pues se ha marchado sin ninguna explicación.
Es que la quiero, la quiero, la quiero, la quiero y la quiero.
Pues se ha llevado parte de mi corazón.
Es que sin ella me muero, me muero, me muero y me muero,
pues se ha marchado sin ninguna explicación.
