Ñico o el monumento al obrero desconocido


Ñico está allí con su sesenta y pico de glorias,
de madrugadas sin sueño, de pie,
erguido sobre su especie,
esa especie de hombres que no se publican,
que transcurren inéditos
en la capa definitiva de un país,
que se alzan a diario contra lo que falta,
calladamente como quien sabe que la palabra no vale
sin el brazo dispuesto que la respalde.

Allí está Ñico, el hombre del silencio,
a su izquierda está Ñico, Ñico a su derecha,
de frente Ñico y Ñico a su espalda.

Machetero desde niño, peón en lo maduro,
ahora viejo sigue tirando tierra
con el odio del que quiere enterrar un pasado
y el dolor de saber que no verá el futuro.

Hombre de metal, espéranos,
muéstranos la ruta adonde estás,
sobre tu osamenta, débil ya,
y el alma dispuesta a reventar
por el hombre hasta el final.


Autor(es): Vicente Feliú