Los amantes del lagar


Estás alegre y cantas de reojo.
Jamás el vino entró en cueva tan clara.
Al trasegar mi beso aleteó tu ojo
y fue cual si mi sangre parpadeara.

Espero ser bebido cara a cara,
espera ser libada a tus antojos.
Si una sed semejante yo criara
soñaría tu sangre un vino rojo.

Después de todo y ante nada acaso,
embriagándonos ambos sin clemencia,
nademos tiempo adentro en el lagar.

Me bebes hasta hacer de mi horma un vaso.
Te bebo y cuento ahogar mis impaciencias,
pero ellas aprendieron a nadar.


Autor(es): Patricio Manns

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