Canción desocupada
va sin palmas y se toca en cuerdas viejas, 
con el alma y la esperanza que le dejan, 
con la queja de canción nunca escuchada. 
Así huele esta canción de los suburbios, 
con olor a fierro sucio y oxidado 
de las fábricas que duermen al costado 
de los tóxicos del riachuelo turbio. 
Desocupado soy, para el piquete voy, 
los brazos me cortaron, sólo el paso corto yo 
desocupado soy, para el piquete voy, 
por Dios, lo que daría por tener otra tarea hoy. 
Así sabe esta canción de sinsabores, 
a pan duro y a ración insuficiente, 
sabe a puro trago amargo de aguardiente, 
sospechando que no habrá tiempos mejores. 
Así raspa esta canción, si la han tocado, 
hasta corta el frío gris de su textura, 
no se muestra, no se ve porque es la oscura 
cara oculta del festín globalizado. 
Desocupado soy, para el piquete voy, 
los brazos me cortaron, sólo el paso corto yo 
desocupado soy, para el piquete voy, 
por Dios, lo que daría por tener otra tarea hoy. 
Desocupado soy, para el piquete voy, 
trepando a la cornisa de la desesperación 
Desocupado soy, para el piquete voy, 
por Dios, lo que daría por ir a una oficina, 
al kiosco de la esquina, 
a alguna factoría... 
Y nunca más cantar esta canción.