Coplas orientales por cifra y milonga
no hay plata con qué pagarle,
pero cuando sale mala,
no hay palo con qué pegarle.
Me subí arriba de un pino
por ver si te divisaba,
y como el pino era tierno,
al verme llorar, lloraba.
Cuando un pobre se enamora
y un rico se le atraviesa,
allá queda el pobrecito
rascándose la cabeza.
Si por pobre me desprecias,
yo te concedo razón:
Gaucho pobre y leña verde
se tiran para un rincón.
La mujer es como el diablo,
parienta del alacrán;
cuando ven al gaucho pobre
alzan la cola y se van.
La pena y la que no es pena,
todo es pena para mí;
ayer penaba por verte,
hoy peno porque te vi.
Autor(es): Popular uruguaya