Carta y suerte de tener a Gunila
¡Ay, mujer, cuánto cuesta este día sin ti!
Cuesta todo lo que no quiero cantar
por no hacer que los ojos se queden sin ver
cuando hay más que nos hace sentir y crear.
¡Ay, mujer, cuánta angustia tendré que callar!
Pero al fin eso también será vivir.
¡Ay, mujer, qué dichoso resulta luchar!
¡Y mejor si también tú estás!
¡Ay, amor! ¿Cómo poder ordenar esta edad?
¿Dónde anidar la guitarra y la necesidad de vivir para dar?
¡Ay, mujer, qué suerte de ser un condenado más!
¡Ay, mujer, qué suerte de ser un condenado más a vivir!
Autor(es): Santiago Feliú