Con la lluvia de ayer
Que hallé a Florinda,
La descubrí mirando el suelo
Frágil y ausente en el andén.
No hizo falta preguntarle,
Ví sus ojos,
Ví su poquito de pan diario
Y su tremenda soledad.
Florinda, esa guainita siempre triste,
Ahora recuerdo que una vez te hice llorar.
Se sorprendió, me vió por fin y el dulce hablar
Me regresó a nuestra tierra litoral.
Esa voz naranjalera
De Florinda
Quedó en el aire de la tarde
Como otra lluvia de humildad
Le voy a dar un jazmín
Por aquel llanto,
Caminaremos una plaza,
Compartiremos soledad.
Y el sol antiguo, obrero de la vida,
Deshilachando tempranero su brillar
Esta mañana en mi ventana vino a dar,
Augurador del tiempo nuevo por llegar,
Mientras el día estalla azul sobre el nogal
Algo en el aire está anunciando que vendrá.