Esa es la puerta
Por ella penetraron tus angustias
Aquella tarde que la hallaste abierta.
Hoy la puedes franquear con todo orgullo,
Pues llegaste a servir y te vas dueña
Más de lo mío, aunque, de lo tuyo...
¡Vete! y que dios te ayude, abre la puerta,
Y si algún día tus sueños tienen frío,
Piensa que, como ayer, estará abierta.
Y solo me hallarás, igual que un perro,
Que busca la razón de sus ladridos,
Para salir corriendo de su encierro.
¡Gracias!, por tu tristeza... no estás muerta,
Y vives tan mujer como has vivido,
No me digas adiós... esa es la puerta.