A ese niño
de flores y piedras,
y crecerá donde Dios quiera,
a ese no.
A ese niño que empieza a andar medio desnudo
mocoso, menudo,
al pie de algún portal oscuro,
a ese no.
A ese niño que corre a jugar despacito,
el rostro marchito
de azufre para los mosquitos, no.
No le finjan ternura,
señoras del consuelo,
no mezclen con el cielo
a quien maldice su ventura.
No le vendan la luna,
no le ensucien el suelo,
anúdense el pañuelo,
que aquí no harán fortuna.
A ese niño que tiene que dejar la escuela
en tanto no pueda
ponerle madre medias suelas,
a ese no.
A ese niño que aprende a dibujar sentado,
sin lienzos ni halagos
tras la puerta de algún lavabo,
a ese no.
A ese niño que sueña más que sus mayores,
dinero, honores
y un traje pa' encender amores, no.
Autor(es): Joan Baptista Humet