Sé que en un momento
los túneles
azules
de tu cuerpo
saludarán de nuevo
el rojo tren
de la esperanza.
Que una embriaguez de vida,
de células y ritmos
disolverá la cera
de tu piel de paloma.
Poco a poco
mis dedos sentirán
que tu piel
es parte
de tu cuerpo;
que tu piel
es tuya:
Que eres tú
Como tus manos
y tu sangre
Tu boca
tus pechos
tus ojos
tus piernas, sí
tu corazón
y tu presencia
Por fin tú, toda,
no tu espera,
tu imagen,
tu escultura
Sino tú
Por fin.


Autor(es): Adolfo Celdrán