Llamas a mí
Y voy a estar indeciso entre tantas puertas. 
Ya no hay lugar para lamentos de mi cruel pasado. 
Voy a quemarme en el fuego de los atormentados. 
Hace calor en mi paciencia. 
Reconcibiendo mi violencia. 
¡Llamas a mí! 
Y me quemo en la ciudad con lo poco que tengo. 
Con mi odio y mi inocencia. 
¡Llamas a mí! 
Y están todos en sus casas, en sus agujeros. 
Van lavándose sus vendas. 
Cada vez más lejos de tu cuento, Cenicienta. 
Y cada vez más desahuciado. 
Y esta vez tus sueños se volvieron calabazas. 
Y sin monedas no vas a poder volver a casa.