La leyenda del fénix


Las cosas pasan porque tienen que pasar,
el tiempo pone a cada uno en su lugar,
abre los ojos y por fin me encontrarás,
abro las alas y comienzo a despegar.
Mírame, escúchame, olfatéame, saboréame, ven (ven), tócame si puedes.
Sígueme, quiéreme, déjame, tómame, ódiame, témeme, cómeme la polla.
Por ser un cachondo me han llamado pervertido,
vengo a follarme a todo lo que está establecido.
No traigo juicios de valor, tan sólo humor ácido.
Bájate el pantalón, cabrón, que voy a hacerlo rápido.
Será divertido pegarte berridos de sádico, echarte el aliento,
ponerte un espejo delante y poder observar esa cara de pánico, ¡pánfilo!.
Si te has ofendido es que no has entendido mi cántico, nene,
tu nena le ha puesto mi nombre a su pene de plástico,
te toco los huevos y es mágico.
Jamás pensaste que pudiera gustarte un hijo de puta arrogante
al que tu zorra quiere tirarse,
jamás creíste que después de caerse por K.O. este “desgraciao”
iba a levantarse.
Jamás te diste cuenta que bajé al Hades y dí la vuelta,
y traigo novedades cruentas, ¡y con qué feeling!.
Jamás le diste crédito a leyendas,
¿resucitar y ascender como el precio de las viviendas?
¡Imposible!, impo… ¿qué?
Intento meterme la polla en mi propio culo, algunos lo llaman candado,
yo superarme a mí mismo, de los demás anos rojos estoy cansado.
Inquisidores me pusieron en la hoguera,
los que manejan la pasta quisieron dejarme fuera,
soy peligroso y lo sé.
Me quemaron y le gritaron a España entera:
“este pedazo de mierda arde, que se consuma como la madera”.

Es la leyenda del pájaro de fuego al que
quemaron y de sus cenizas renació de nuevo.
Es la leyenda del pájaro de fuego,
venid hijos de puta… (el ave fénix alza el vuelo).
Es la leyenda del pájaro de fuego al que
quemaron y de sus cenizas renació de nuevo.
Es la leyenda del pájaro de fuego,
venid hijos de puta… (el ave fénix alza el vuelo).

Fuego, fuego, algo se quema,
no es su asqueroso guiso de Avecrem, es la sangre en mis venas.
¿Sueno demasiado agresivo? me muero de pena…
no iré al programa de Ana Rosa, ¡menuda faena!.
No se preocupe, maruja, ¡perdón!, señora,
no me pondrán en Los 40 por ahora,
pero si quiere que sea sincero,
su hija de 16 años se masturba hasta con un mechero,
que ya no es virgen de ningún agujero,
que tiene un novio negrata, como usted dice, moreno,
que ya sabemos que en su casa no hay racismo, que son muy modernos,
pero para su cachorra prefieren un yuppie blanquito y banquero.
Señor decente adicto al fútbol, es “usté” un paleto,
todos sabemos que se va de putas en secreto,
chilla en el bar y se bebe hasta los floreros,
y luego se escandaliza por ver mi pantaca y mi corte de pelo.
Vivo en un país de retrasados con piel de cordero.
Sois unos retrógrados de mierda, ¡coño, sed sinceros!.
Por eso en los medios la cultura urbana es cero,
porque cuenta sólo aparentar y ganar más dinero.
En la industria musical los jóvenes temen perder su puesto.
Mandan dinosaurios y los nuevos les comen los huevos,
y en la calle todos hablan mucho sin mover un dedo.
Sin iniciativa no os quejéis, joder, ¡jodeos!.
Tanta peste casi me fulmina, no lo niego.
No tengo ni mierda en las tripas pero en mi pecho hay fuego.
Me quemé porque este mundo falso no lo entiendo.
¡Hijos de mil pollas, hoy resurjo para entrar en juego!

Es la leyenda del pájaro de fuego al que
quemaron y de sus cenizas renació de nuevo.
Es la leyenda del pájaro de fuego,
venid hijos de puta… (el ave fénix alza el vuelo).
Es la leyenda del pájaro de fuego al que
quemaron y de sus cenizas renació de nuevo.
Es la leyenda del pájaro de fuego,
venid hijos de puta… (el ave fénix alza el vuelo).

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