La piel del camino
lo viajé, crucé laberintos,
me solté, me solté.
Y encendí el fuego divino,
contemplé el puro vacío,
continué, continué.
Repetí la voz de un sonido,
escuché sonar un rugido,
desperté, respiré.
Y viví fluir el instinto,
ignoré el cartel de desvío
y te encontré, nos amé.
Y de todo me solté,
de todo me solté
de todo respiré,
de todo nos amé.
Y de todo me solté,
de todo me solté
de todo respiré,
de todo nos amé.
Me calcé la piel del destino,
afiné, giré el objetivo,
enfoqué, te enfoqué.
Y nos vi viajando el camino
que soñé, despierto y dormido.
Lo soñé, te soñé.
Y de todo me solté,
de todo me solté
de todo respiré,
de todo nos amé.
Y de todo me solté,
de todo me solté
de todo desperté,
de todo nos amé.