El castillo


¡No sigas el camino que
llega hasta mí!
Mi trono
es inestable,
es un huracán que rompe
las mil leyes sagradas y
todo lo imposible.
Mis tierras están sembradas
de sombras;
encapuchados negros a la luz
de los árboles
decapitan las palomas azules
Para dar un poco de color
al cielo,
Nadie puede entrar a mi castillo.
A sus puertas cuidan,
los heraldos de la muerte.
Todo lo blanco se vuelve
aire denso
cual impurificadora indomable
de la sensibilidad.
¡Vuélvete!, que
estás a tiempo para no llegar;
quizás
dentro de dos horas sea
muy tarde para ti.
¡Vuélvete!, que
estás a tiempo para no llegar;
quizás
dentro de dos horas sea
muy tarde ya
para regresar.


Autor(es): Vicente Feliú

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