Yo quiero un son


Mi Cántaro es de tierra,
es poquita cosa,
pero vale lo que un beso en abril.

Mi Cántaro atesora
los timbres y las voces
de todo lo que vi.
Y fue guardando tanto
que supo de duelo y trampas,
supo de gritos,
de quebrantos,
de gente sobre más gente al ardor resignado
y enfermo de ver que el fracaso es un vicio.

Por eso canto por lo que encuentro
y busco por lo que canto.
Pido que vuelvas tú
pronto a hacerte mi voz, mi manto,
mi ventarrón, mi morenita,
mi trago de ron, mi libelulita.

Ven candor
¡Cómo te espero!
Me duele,
vuelve hasta aquí de algún modo,
dame luz,
dame consuelo,
dame claridad, dame plenitud.


Yo quiero un son a penas
para saber del paradero al punto de tu piel,
apenas para encontrar el beso profano
que me lleve al mar
y a veces
yo quiero un son a penas
para saber guardarme el odio en la candela de tu miel,
apenas para escapar del beso pálido
que esconde un alacrán.

Yo quiero un son a penas
para saber dónde se esconde el duende del atardecer,
apenas por recordar la magia atávica
que esconde tu lunar
y a veces
yo quiero un son a penas
para saber de tu pañuelo,
y viajando en tren
apenas por respirar del tedio de mirar al norte
y sin llegar.
Yo quiero un son.

Que se levanten los muertos,
que no se meta el Sol,
que canten por mi garganta la altura de mi canción.


Autor(es): Gerardo Pablo