Altea


Fuimos camino a donde nacía el sol,
donde duermen campanas sobre el mar.
La naranja dormía ante el ruiseñor,
no despertaba aún para cantar.

Fuimos camino a donde nacía el sol,
y encontramos la luna y nada más.
No era una luna sola, no señor,
los peces le venían a bailar.

La luna, que es tan sabia, alrededor
se construyó una Altea en qué cantar.
Blanco y azul pintó con su color
las casas y balcones de metal.

Y vistió de campanas su mansión
que en el día la llaman a alumbrar.
Sube con su luz,
sube sobre el mar.
Nos viene a alumbrar.

Las naranjas quieren imitar al sol,
pero de noche no pueden brillar.
Eso mismo le sucede al ruiseñor.
Cantan mejor los grillos del lugar.

Las naranjas quieren imitar al sol,
pero la luna brilla en su cantar.
No es una luna sola, no señor,
la acompaña mi canto desde acá.

La luna que es tan sabia cautivó
las casas y escaleras del lugar
y a los peces de plata regaló
su plateado olor para brillar.

Esta canción nació por su color
una noche en Altea, frente al mar.
Sube con su luz,
sube más y más.
Nos viene a alumbrar.


Autor(es): Osvaldo Rodríguez, Patricio Castillo

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