Auténtica y total


Por si acaso al naufragar
ya no puedo con mis huesos,
precavido con la mar
llevo siempre un salvabesos,
por lo que pueda pasar.

Y pues esa nube es
el negrísimo presagio
de que me caerá este mes
más o menos un naufragio,
sálvame un poquito, Inés.

Que tu pelo suelto al viento
embellezca al temporal,
llévame a algún litoral,
llévame a tu apartamento.

Y si viene un tiburón
a comerme el solomillo,
a meterme en el buzón,
yo, agarrado a tu tobillo,
nadaré cual campeón.

No me chuparán los pies,
insolentes, las medusas,
si te ven conmigo, Inés,
quedarán patidifusas
y echarán mar a través.

Que tu pelo suelto al viento
embellezca al temporal,
dame islas de coral,
dame amor y linimento.

Si Neptuno, en su furor,
se atraviesa en mi camino
y me clava el tenedor
o me saca un submarino
sin sentido del humor

o me toma por Jonás
un absurdo cachalote
y me da un bocado y ¡zás!
anochezco en su gañote,
sálvame un poquito más.

Que tu pelo suelto al viento
embellezca al temporal,
líbrame de todo mal,
que no cunda el desaliento.

Cuando embarco con Jasón
y otros cuantos argonautas
tras el mítico toisón
y por pitos o por flautas
se fastidia la excursión.

Por si acaso al naufragar
ya no puedo con mis huesos,
precavido con la mar,
llevo a Inés de salvabesos
y ella me sabe salvar,

una vez y dos y ciento,
es auténtica, es total,
y embellece al temporal
con su pelo suelto al viento.


Autor(es): Javier Krahe